Los eritrocitos, glóbulos rojos o hematíes son células anucleadas que carecen de orgánulos típicos. Funcionan sólo dentro del torrente sanguíneo para fijar oxígeno y liberarlo en los tejidos y, en intercambio, fijan dióxido de carbono para eliminarlo de los tejidos.
Su forma es de disco bicóncavo con un diámetro de 7,8mm, un espesor de 2,6mm en su borde y un espesor central de 0,8mm. Esta forma maximiza el área de superficie de la célula (~140mm2 ), una cualidad importante para el intercambio de gases. Dado que su tamaño es bastante constante en el tejido fijado, se pueden utilizar para estimar el tamaño de otras células y estructuras en los cortes histológicos; por ello, el eritrocito se considera apropiadamente la “regla del histólogo”.
A causa de que los eritrocitos, tanto vivos como fijados, suelen aparecer como discos bicóncavos, pueden dar la impresión de que son rígidos e inflexibles. Son, de hecho, muy deformables. Atraviesan con facilidad los capilares más estrechos ya que se pliegan sobre sí mismos.
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